miércoles, 7 de julio de 2010

CAPÍTULO TRES: Siempre hay una Luz en el camino.

Desde la terraza-comedor del Golden Golf Club podía ver el campo verde que brillaba a la luz del sol, se había quedado un día precioso, sin nubes, el sol calentaba suavemente y soplaba una leve brisa. En el campo se veían un par de hombres practicando golf.

Llegué antes que Luz y escogí una mesa a medias entre sol y sombra, estaba sola, no había nadie todavía por allí. . Me senté al sol, me apetecía sentir el calor en la cara, y dios sabía cuándo volvería a hacer un día tan estupendo teniendo en cuenta que íbamos camino del crudo invierno. Un camarero joven se acercó a mi mesa.

-¿Puedo traerle algo?- preguntó.

- Una tónica, gracias.

Estaba sumida en esos pensamientos cuando vi a Luz atravesando el comedor interior. Había que reconocer que esa mujer tenía estilo cuando quería. Llevaba un traje pantalón en color gris claro, con una blusa amarillo pálido, el pelo recogido y un leve maquillaje, estaba bastante bonita. Luz era ese tipo de mujer que no destacaba por ser extraordinariamente bella, pero sí era bastante atractiva, era alta, delgada y esbelta, con unos ojos azules claros y un pelo rubio tan claro que a veces parecía blanco. En conjunto era una mujer elegante, siempre y cuando no abusara de ropa y maquillaje chillones, que era como solía aparecer en las revistas antes de conocer a Jerome, y lo cierto es que ese cambio le había sentado muy bien, parecía que al fin había dado el paso para convertirse en la mujer que estaba destinada a ser, o al menos lo parecía por el momento.

- Hola Athena- me saludó- Bonito día ¿eh?

- Hola Luz, sí, bonito. ¿Cómo va todo?- pregunté.

- Pues si te digo la verdad empiezo a estar de los nervios. Jerome se pasa el día trabajando en su despacho, apenas le veo, y mi padre lleva de viaje de negocios dos semanas, estoy sola en casa. Si no fuera porque te tengo a ti no podría hacer todo esto de la boda yo sola.

- Bueno Luz, para eso me pagan, queremos que tengas la boda que has soñado – le sonreí, profesionalidad ante todo, no es que quisiera ser fría, pero no quería que las clientas me vieran como una amiga potencial, sino como su asesora, o como yo digo, su esclava hasta que acabase la boda.- ¿Qué hay de tu hermana Nur?

Luz tenía una hermana dos años menos que ella y si no fuera porque tienen un ligero parecido físico jamás habría pensado que habían nacido de los mismos padres y compartían la mitad de sus genes. Eran totalmente distintas. Nur era una mujer volcada en su trabajo, directora de una revista política, sumamente responsable, independiente y algo alérgica a las reuniones sociales, de hecho no se le conocía ninguna pareja, salía lo estrictamente necesario y era sobria vistiendo a más no poder, todo lo contrario de Luz, más vivaracha y alocada, casi adicta a fiestas y reuniones sociales, donde destacaba por lo atrevido de su aspecto. Bastante más dependiente de los demás, había salido con un desfile de estrellas, tanto del mundo del cine como de la música, y había sido protagonista de algún que otro escándalo, y bueno, no había conseguido hasta el momento acabar ninguno de los proyectos que había empezado, siendo el último diseñadora de ropa, aunque para hacer justicia ella había cambiado bastante desde su compromiso con Jerome. Aún así Luz seguía siendo la cara alegre de la moneda mientras que Nur era la cara práctica.

- Nur es otra adicta al trabajo. Y mi mejor amiga acaba de tener un bebé….- suspiró.- No sé Athena, quedan sólo siete meses para mi boda y siento que estoy sola…

Chaparrón emocional a la vista. Es normal, le pasa a casi todas las novias con las que he tratado.

En ese momento interrumpió el camarero, nos tomó nota del almuerzo y se marchó.

- Luz…verás, es normal que te sientas así, le pasa a muchas novias, es el estrés de los meses previos. Se te pasará.

Me miró algo más animada. Lo cierto es que no se le iba a pasar, lo que era peor, iría a más conforme se acercase la fecha de la boda, pero lo que menos necesitaba era una mujer histérica.

- Sí, supongo que tienes razón…

Y ahora mi frase estrella, la que siempre me funcionaba en estos casos y les subía el ánimo, recurrir a ensalzar las virtudes del futuro esposo, nunca fallaba.

- Además, piensa en Jerome, imagínate a su lado el gran día, cuando camines de su brazo ya convertida en su mujer. Estoy segura de que muchas mujeres te envidiarán Luz, tu prometido es un hombre muy guapo, tienes mucha suerte.

Y la verdad es que no mentía, Jerome Ascott había traído de cabeza a muchas jovencitas desde que comenzó su carrera diplomática, sin embargo, y a pesar de su ajetreada vida social no se le conocía ningún romance. Además de apuesto tenía el porte y la elegancia de alguien que sabe que ha nacido para moverse entre la alta sociedad. Tenía ese encanto innato, y por eso entendía porqué Luz y otras tantas mujeres habían caído rendidas a sus pies. Sólo que Luz tuvo la suerte de ser la elegida, y para ser sinceros, hacían muy buena pareja. Él le aportó estabilidad y ella esa pizca de espontaneidad que tanto les falta a los diplomáticos tan acostumbrados a los rígidos protocolos.

- Tienes razón, Jerome es lo mejor que me ha pasado en la vida…me enamoré de él en cuanto le vi, y ahora no podría imaginarme una vida en la que no estuviera.- puso expresión soñadora y entonces me soltó la bomba- ¿nunca has sentido un amor así?

Tomé aire y abrí la boca para contestar, pero no me salió una palabra, volví a coger aire y volví a intentar decir algo, pero lo único que conseguí decir fue.

- Ahí viene el camarero con la comida.- desde luego no estaba ahí para discutir con Luz mi vida amorosa, o mejor dicho, la usencia de ella, tenía otras cosas más importantes que hablar con ella, y no tenía precisamente todo el día.

- Genial, me muero de hambre.- estupendo, tema escabroso evitado.

El camarero llegó acompañado de otro, entre los dos sirvieron rápidamente la mesa, una bebida nueva para mí, otra para Luz, bollitos, una ensalada de queso de cabra para Luz y un plato de pasta rellena de espinacas con un poco de salsa de roquefort para mí.

- Athena- dijo Luz llevándose un trozo de queso a la boca mientras miraba distraídamente su ensalada.

- ¿Sí?

- No has contestado a mi pregunta.- oh oh…

- ¿Qué pregunta?

- Te había preguntado si te habías enamorado alguna vez.

Y ahí estaba ella, removiendo mi vieja herida cuando debería estar preocupada por su futuro enlace. Qué irónico.

- Tal vez… una vez, pero fue hace mucho tiempo...- luego él me rompió el corazón y fin de la historia.

- ¿Qué pasó?- esta mujer estaba decidida a estropearme el día.

- Pues…me engañó con otras. Acabamos rompiendo.

- ¿Y no has vuelto a salir con nadie?

- Eeh…no tengo mucho tiempo, el trabajo me absorbe bastante.

- ¿Y qué tal tu jefe?

- ¿Leo?- me acabo de perder- ¿qué pasa con mi jefe?

- Os he visto juntos, hacéis buena pareja, y creo que le gustas Athena.- dijo inclinándose sobre la mesa y cogiéndome una mano de forma confidente, ¿de verdad está Luz dándome consejos amorosos? ¿Leo y yo? Es de risa, es mi jefe ante todo, jamás podría salir con él.

- Luz, nos has visto juntos porque Leo es mi jefe, trabajamos en la misma empresa, pero salvo una buena amistad no hay nada entre nosotros…ni lo habrá.- punto y final.

- Pues yo creo que le atraes.- dijo echándose atrás en su silla.- Mira Athena, que la vida son dos días, y que lo mejor que hay en ella es el amor, te lo dice una mujer que ha invertido mucho tiempo en todo tipo de diversiones, créeme, nada merece la pena comparado con eso.

- Claro que te creo Luz, y también creo que si no nos ponemos con lo del diseño de la carpa se nos va a echar el tiempo encima, ¿te he dicho ya que tengo aquí el boceto de Alex? De verdad creo que deberías verlo, te va a encantar.

Me miró un momento fijamente, luego sacudió la cabeza y se rio.

- Eres buena cambiando de tema, está bien, me rindo por ahora, pero al final acabarás dándome la razón. Anda, dame ese boceto.

Cogí la carpeta que me había dado Alex de una de las sillas de la mesa y se la alargué a Luz, confiaba en que de verdad se hubiera rendido y dejase el tema en paz, y no por ahora, sino para siempre, no me gustaba nada tener que mezclar mi vida privada con la de los clientes. Miré esperanzada cómo Luz abría la carpeta y agrandaba los ojos expresando una agradable sorpresa por lo que estaba viendo. La dejé admirar el trabajo hecho por Alex mientras daba los últimos bocados a mi plato.

1 comentario:

  1. Ayayayayay........ a que Luz ha descubierto el pastel?!?!?!?!?!?! A mi también me parece que a Leo le gusta Athena.......

    Me ha encantado este Capítulo!!

    Besitos,
    Arantxa.

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