lunes, 12 de julio de 2010

CAPÍTULO TRES (III)

- Vale, ríete, pero no me gusta nada tener a esa mujer metiendo los dedos en mis asuntos.- dije.

- ¿Qué asuntos?

- Eeh…ya sabes qué asuntos.- dije mirando por la ventana.

- ¿Haces algo ahora?- me giré sorprendida.

- Umm, tengo una lavadora esperándome en casa.

- Pues que espere- se levantó de la silla- Te invito a cenar.

Viendo que no me movía del sitio Leo rodeó mi mesa, me dio mi bolso y mi abrigo, y me empujó hacia la puerta.

- Venga, vamos- me dijo abriendo la puerta.

No dije nada, pero le obedecí, de pronto las palabras de Luz resonaron en mi cabeza “a Leo le atraes”, “hacéis buena pareja”…las aparté de mi cabeza, sólo somos dos amigos compartiendo una cena, nada más, me convencí.

La última que quedaba en la oficina era Maddie, que nos despidió, o mejor dicho, me despidió con otra de sus miradas de odio, quizá fuese verdad que estaba enamorada en secreto de Leo. Me daba igual, no tenía fuerzas ahora para preocuparme también por ella, sólo quería desconectar un poco de todo. Así que salí seguida de Leo y tratando de ignorar todo lo posible a Maddie.

Una vez fuera del edificio decidimos ir a un restaurante japonés que quedaba cerca de mi casa. Me encantaba la comida japonesa, bueno, en realidad me encantaba todo tipo de comida “rara”, mejicana, tailandesa, china, argentina, hindú…, y siempre que tenía ocasión me gustaba escaparme a algún restaurante de ese tipo. En este caso, el Tokio’s Palace me gustaba especialmente, me gustaba el ambiente que los dueños habían conseguido crear, las luces verdosas, la decoración de jardín japonés con plantas de bambú verdaderas, hasta había un pequeño estanque en el centro con carpas de colores y flores flotantes, en cuyo fondo podías ver un montón de monedas, cada una un deseo de gente que había cenado allí, incluso la música, una mezcla de sonidos con cantos de pájaros y otros animales, flautas y algo parecido a una guitarra, era una delicia. Y bueno, si el ambiente era una maravilla la comida no era para menos.

Tuve suerte de que mi mesa favorita estuviera libre, por lo que me fui directamente hacia ella sin pensarlo. Esa mesa era una de las que estaban más cerca del estanque, y me gustaba especialmente porque el sonido del agua era bastante relajante. En cuanto nos sentamos apareció una camarera que no había visto antes allí, muy sonriente nos ofreció una carta a cada uno. La estudiamos un par de minutos en silencio, aunque yo ya sabía lo que quería pedir, pero le di tiempo a Leo para que eligiera. Finalmente se decidió por lo mismo que yo. La camarera apareció al momento y nos tomó nota.

Estaba pensando en el fin de semana cuando Leo me interrumpió.

- ¿En qué piensas?- me preguntó.

- ¿Qué te hace pensar que estoy pensando?- contesté consciente de que era una extraña respuesta.

Leo abrió los ojos con asombro.

- Vaya, debes ser de las pocas que contestan a una pregunta con algo parecido a un trabalenguas.

No tuve más remedio que reírme.

- La verdad es que no estaba pensando en nada especialmente, ya sabes, las tareas domésticas para el fin de semana…

- Tú sí que sabes divertirte ¿eh?

- Qué remedio Leo, sino lo hago yo no lo hará nadie.

- Creo que se te paga bastante bien, podrías contratar un servicio de limpieza.- dijo no sin cierta ironía.

- Ya…lo pensaré.

- ¿Lo pensarás?- se rió- ¡Ni que fuera un coche que tienes que comprarte por dios!

- Vaale….lo he pillado.- dije levantando las manos en gesto de rendición.

En ese momento llegó la sonriente camarera (en serio, parecía que le hubieran pegado la sonrisa al rostro) y nos sirvió los platos, por lo que la siguiente media hora la conversación giró en torno a la comida y a lo delicioso que estaba todo. Cuando nos dimos cuenta habíamos terminado. Por un momento nos relajamos en la silla sin decir nada, luego Leo preguntó:

- ¿Te apetece una copa?

Lo cierto es que me apetecía bastante, había sido un día largo y cansado, pero a pesar de eso no tenía ganas aún volver a casa, una copa estaría bien. Sólo una.

- Sí, por qué no.- contesté.

Leo pidió la cuenta y pagó, y ya nos íbamos cuando me di la vuelta y retrocedí hasta el estanque de las carpas. Saqué una moneda de la cartera, formulé un deseo y la arrojé al agua. No sabría explicar por qué hice eso, simplemente fue un impulso. Cuando Leo me miró con la pregunta en los ojos sólo encogí los hombros.

- No preguntes.- le dije.- Anda, vámonos.

El aire de la calle era un poco más fresco que cuando entramos a cenar en el restaurante, me cerré el abrigo y me subí el cuello.

- Hace frío ¿verdad?- dijo Leo cerrándose el abrigo él también.

Le sonreí.

- ¿Dónde quieres esa copa?- le pregunté.

- Donde tú quieras, por supuesto.

- ¿Qué te parece en el Sunlight?- sugerí, me venía bien, estaba cerca de casa, y además la música que solían poner me gustaba bastante, era música de los viejos roqueros, no eso que suena ahora que apenas es música, y que más que acompañar molesta. Había estado dos o tres veces, pero el sitio era agradable.

- ¿El Sunlight? –preguntó- No he ido nunca, pero me fiaré de ti. Y adelantó su brazo en caballeroso gesto cediéndome el paso.

El Sunlight no quedaba demasiado lejos del restaurante, de hecho yo vivía bastante cerca de mi trabajo, digamos que fue cuestión de suerte que decidiera comprar mi apartamento lo más cerca posible del centro, donde las grandes empresas suelen situar sus oficinas.

Durante el paseo (que no duró más de quince minutos) Leo apenas dijo nada, estaba bastante apagado desde que salimos del restaurante, como sumido en sus pensamientos, quizá pensando en Angie, la niña y su futuro juntos…o separados.

Al llegar al Sunlight nos recibió una lluvia de luces de neón, sonaba I don’t want a lover, de Texas, adoro esa canción, y tengo que decir que dadas las circunstancias personales de Leo venía que ni pintada, casualidad o destino el caso es que acababa de empezar a sonar cuando cruzábamos la puerta.

2 comentarios:

  1. Hola, hola!!!!!!!!!!!!!

    AY qué me ha gustado esta cenita con copa de Athena y Leo........... qué química tienen!!!!!!!!!!!! Pero qué reservada es esta Athena!!!

    Besitos, guapis y sigue... :-P
    Arantxa.

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