miércoles, 25 de agosto de 2010

CAPÍTULO NUEVE: Un Domingo especial.


Aquella mañana tras la boda de Luz, al abrir los ojos tuve la sensación de tener toda mi vida por delante, estaba feliz. Mi último trabajo había salido a la perfección, había ganado una nueva y gran amiga, y la sensación de vacío, de miedo al futuro había desparecido por completo, y todo porque había aparecido un misterioso extraño en mi vida, con el que apenas si había hablado más de veinte minutos. Ash Lastor había puesto mi vida boca abajo, y lo mejor de todo es que no me importaba, ese hombre había removido dentro de mí algo que había dormido muy profundo. Al evocar sus negros ojos y su mirada sentía la piel de la cara arder, parecía haber vuelto a los quince años de nuevo, a la época del primer amor adolescente, así era exactamente como me sentía…pero no, no podía enamorarme de él, sería mi jefe, igual que Leo, y las reglas que me había marcado con Leo tendrían que ser las mismas, sino sería una hipócrita y una injusta con él, pero…¿qué podía hacer con lo que ese hombre había hecho resurgir de mí? Tendría que ocultarlo como fuera, además, ni siquiera sabía si estaba casado, si tenía pareja, o en el mejor de los casos, si yo le atraía en lo más mínimo.

Por fin me arranqué a mí misma de la cama y abrí la ventana, como siempre en Junio brillaba el sol y hacía calor, pero para mí era una delicia, adoraba el verano con todas sus consecuencias. No sabía si bajar a desayunar primero y disfrutar un poco del aire libre antes de recoger mis cosas y volver a casa, o bien al contrario, recoger primero y desayunar después. Al final opté por lo primero, normalmente soy una persona ordenada, me gusta tenerlo todo recogido y en su sitio, pero hoy estaba perezosa y soñadora, preferí dejar las obligaciones para después, así que me puse unos pantalones cortos y una camiseta y bajé a por ese desayuno. Cuál no fue mi sorpresa al encontrarme a los recién casados sentados en la mesa del jardín.

- ¿Y vosotros qué hacéis aún aquí?- pregunté sorprendida.

- ¡Buenos días Athena!.- saludó Luz- ¿Desayunas con nosotros?

Enarqué las cejas en gesto interrogativo.

- Han retrasado el vuelo, nos iremos dentro de cuatro horas.- explicó sonriente.

- Ahm, estupendo entonces, me siento con vosotros- me senté en una de las bonitas sillas de jardín- Por cierto Luz, antes de irme me gustaría agradecerle a tu padre su hospitalidad conmigo, me he sentido mejor que en mi propia casa.- dije mientras me servía un buen vaso de zumo de naranja recién exprimido.

- No te preocupes Athena, no hay nada que agradecer, ya te consideramos parte de esta familia, esta es también tu casa.

- Pero yo…

Con un gesto de la mano me mandó callar.

- Anda, desayuna tranquila.- dijo.

Durante el resto del desayuno hablamos sobre el viaje de Luna de Miel que Jerome y Luz estaban a punto de emprender, era desde luego un viaje de ensueño, dos meses alrededor del mundo, no sabía cómo había conseguido Luz apartar tanto tiempo a Jerome de su trabajo, pero el caso es que lo había conseguido. La envidiaba, de una forma sana, por supuesto, se les veía tan felices juntos…de pronto me di cuenta de cuánto me había cambiado la perspectiva en temas amorosos desde que conocí a Luz, casi todo mi cinismo se había esfumado, volvía a creer después de mucho tiempo, casi desde Laura y Aidan, quizá mi corazón empezaba a abrirse y a estar preparado, o quizá era el impacto que había Ash tenido sobre mí. Aparté esos pensamientos, no podía permitirme enamorarme de él. Me levanté, ya había acabado el desayuno y el tiempo de ocio mañanero, tenía una habitación que recoger.

- Chicos, os dejo, voy a subir a recoger mis cosas, sino corréis peligro de que me quede aquí a vivir.

- Sabes que puedes quedarte todo lo que quieras.- me dijo Luz.

- Prefiero no acostumbrarme.- dije riendo, cuando ya iba casi entrando de nuevo en la casa me volví.

- Luz…¿tienes algo que hacer ahora?- le pregunté.

- La verdad es que no, ya estaba todo preparado para salir de todas formas.

- Jerome, ¿te importa prestármela un ratito?- le pedí.

- Claro que no, es toda tuya, porque luego será dos meses toda mía…- y la besó.

- ¡Gracias!- miré a Luz- Te espero arriba, ¿vale?

- Sí, yo también quiero hablar contigo sobre algo.- me guió un ojo.

Cinco minutos más tarde tenía a Luz conmigo en la habitación.

- ¿Qué pasa Athena?- preguntó.

- No, nada…quería aprovechar un poquito contigo antes de que os vayáis.- mentí.

- Pues yo creo que no es eso.- Luz siempre tan intuitiva.- Suéltalo que no soy tonta Athena.

Me dejé caer en la cama.

- Tienes razón, no es eso.- admití.

- ¿Qué es entonces?

Me incorporé.

- ¿Qué sabes de Ash Lastor?- pregunté con mucha cautela.

Luz abrió la boca y me señaló con dedo acusador.

-¡Tuuuu! ¡Pequeña rompecorazones!- me acusó.- ¡Lo sabía! ¡Por eso Leo estaba tan celoso!

- No, yo no….

- ¡Oh sí, tú sí!- dijo riendo.- Primero Leo y ahora Ash, pero bueno, te entiendo, ese hombre es realmente guapo como un demonio.

- Sí…lo es- dije suspirando- Pero no, oye, escucha, no es nada de eso…

- ¿Qué hacíais tan solos anoche fuera de la carpa?- preguntó.

- Hablar.- era la verdad.

- Hablar…¿hablar de qué?- seguía con un tono de incredulidad total.

- Trabajo.- la vi abrir los ojos con desconcierto.- Sí, salió la conversación y le dije que tu boda era mi último trabajo, que yo misma lo había dejado, y fue muy amable, me ofreció trabajar para él…y le dije que sí, pero ahora me doy cuenta de que no sé nada sobre él, y pensé que a lo mejor tú me podrías contar algo…

- Ash Lastor…si te digo la verdad Athena no es mucho lo que te puedo contar sobre él, es una persona discreta, se mueve en la alta sociedad, tiene mucho dinero, grandes inversiones y grandes empresas, es un hombre de poder, el Golden Club es suyo, pero es apenas una muy pequeña parte de todas sus posesiones…y no, no se le conoce ningún romance, no está casado ni tiene pareja.

- Ajá…- algo dentro de mí suspiro de alivio ante esa última parte de la información que me había suministrado Luz, procuré que ella no me lo notase.

- Así que no podría decirte qué tipo de trabajo tendrá en mente ofrecerte, pero seguro que uno bueno.- sonrió.- Siento no poder decirte más…bueno, excepto que es un hombre generoso, educado y amable, algo chapado a la antigua en algunos detalles… al menos conmigo siempre lo ha sido. Desde que se asoció en varios negocios con mi padre le he visto más o menos frecuentemente por casa, a mí al menos me cae bien.

- Ajá…- volví a asentir.

- Tranquila, si mi padre confía en él no veo porqué no habrías de confiar tú.

- Claro.- sonreí.

2 comentarios:

  1. Hola, hola!!!

    Hmmm... es curiosa la fascinación que siente Athena por Ash, eh? Ha hecho tambalearse hasta sus principios... uyuyuyuy... Ash me recuerda a cierto ángel... No sé, no sé... AY qué me gusta esta historia!!

    Y encima Luz habla muy bien de él...

    Besitos, guapis!!!!! Y sigue publicando, que sabes que me tiene enganchada esta historia :)

    Arantxa.

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