jueves, 5 de agosto de 2010

CAPÍTULO VII (II)

- Claro.- antes de irse se dirigió a mí – Te estaré esperando dentro.- intentó sonar cordial, pero lo cierto es que estaba molesto.

De nuevo nos quedamos solos. Me sentía culpable por Leo, pero no podía evitar el magnetismo que me atraía hacia este fascinante desconocido, no tenía ni fuerzas ni ganas de luchar contra él.

- De nuevo solos…Athena.

- Sí…-contesté.

- No sabía que Leo salía con alguien, mucho menos con una criatura tan hermosa como tú.

- No…no somos pareja, sólo hemos venido juntos- de nuevo sentía las mejillas acaloradas.- En realidad Leo es mi jefe…exjefe.- le dije.

- Pero es obvio que está enamorado de ti.- afirmó.- Claro que eso es comprensible, no le culpo.

No supe qué decir, tampoco hizo falta, él siguió la conversación.

- ¿Exjefe?- preguntó.- ¿Te ha despedido?

- No.. yo… he renunciado, esta ha sido mi última boda.

Arqueó las cejas en gesto de sorpresa.

- Es decir…que estás libre…en ambos sentidos.

- Sí…no…bueno, es verdad que ahora no tengo trabajo, pero seguro que pronto encuentro algo.- en cuanto a libre sentimentalmente simplemente me parecía descarado decirle que sí lo estaba, además, creí que eso había quedado claro.

Se acercó a mí otra vez, se movía de una forma tan natural, tan elegante… me cogió la mano y se la llevó a los labios, exactamente igual que lo había visto hacer en las películas antiguas, un gesto caballeroso pero antiguo, sin embargo me gustó. Cuando sus labios rozaron mi piel fue como si me atravesara un rayo.

- ¿Trabajarías para mí?- la pregunta me dejó totalmente fuera de lugar. Aún más fuera de lugar me dejó mi respuesta.

- Sí.- y fue un sí muy firme. Ni siquiera sabía en qué consistiría el trabajo y ya lo había aceptado.

Ash se quedó mirando mi reloj.

- Una joya como esta luce aún mejor en una joya como tú.- otro cumplido al viejo estilo.

- Gracias, es una joya familiar.- sonreí como una tonta.

- Debe ser muy antigua…o al menos lo parece.- supuso.

- Lo es…y… ¿en qué consistiría mi trabajo?- me costaba concentrarme con él tan cerca, esperaba que no fuera un impedimento a la hora de trabajar con él, tendría que aprender a controlarlo.

- ¡Athena!- esta vez era Luz. – Te he buscado por todas partes, Leo me dijo que estabas aquí fuera, y no parecía muy contento…y ahora entiendo porqué.- esto último lo dijo entre dientes.- ¡Ash!- saludó.

- Hola Luz, una boda preciosa, espero que todo haya estado a tu gusto, mis más sinceras felicitaciones.- y se acercó a darle un beso.

- Gracias Ash.- dijo Luz- ¿Interrumpo algo?- preguntó mirándome a mí.

- No, claro, no pasa nada. El señor Lastor estaba ofreciéndome trabajo.- no sé porqué no quise llamarle por su nombre de pila.

- ¿Ah sí?- dijo Luz mirándole- ¡Eso es fantástico Athena!- y me dio un abrazo.

Ash se sacó una tarjeta de uno de los bolsillos de su esmoquin y me la tendió. La cogí.

- Te llevaría a casa para seguir hablando de negocios, pero no creo que a tu acompañante le hiciera muy feliz. Toma, aquí tienes mi número personal, llámame mañana a la hora que quieras, estaré disponible para ti.- y depositó la tarjeta en mi mano.- Estaré esperando esa llamada…

- Claro…le llamaré…

- ¿Vamos Athena?- me urgió Luz ya volviendo hacia el interior de la carpa.- Jerome debe estar pensando que su flamante esposa ha huido con otro.

Me volví para decirle que iba enseguida, sólo quería despedirme de Ash pero cuando me giré de nuevo para decirle adiós él ya había desparecido, llevándose consigo toda la magia y el misterio, había sido el encuentro más extraño y a la vez más excitante de mi vida, aún podía sentir cómo latía mi corazón, aquel extraño pero fascinante hombre me había despertado cosas que creía dormidas, y lo que era más, cosas que jamás antes había sentido, y todo en apenas una hora…Ash Lastor…respiré profundamente y luego solté el aliento en un largo suspiro. Finalmente regresé dentro, la fiesta seguía en pleno apogeo, pero yo ya no sentía ganas de quedarme, si Leo quería quedarse volvería sola a la mansión en taxi, no me importaba. Le busqué entre los invitados y le encontré enseguida, estaba cerca de la entrada por la que había salido.

- Hola.

- Por fin estás de vuelta, temí que Lastor te hubiera secuestrado.- dijo, ¿había un matiz de ironía en su voz?

- Para nada, sólo hablábamos de trabajo.

- ¿Trabajo?.- se extrañó.

- Sí, le dije que este era mi último evento y me ha ofrecido un trabajo.

- Le habrás dicho que no ¿verdad?

- No, lo cierto es que aceptado su propuesta.

Leo buscó algo en el fondo de su copa.

- ¿Pasa algo Leo?- quise saber, aquella cara no me gustaba nada.

- No me gustaría verte trabajando para él.

- ¿Por qué no? ¿Es que hay algo que deba saber?

- Pues porque quiero que sigas trabajando para mí, eso en primer lugar, y en segundo lugar porque es un hombre del que nadie apenas sabe nada, todo en él está envuelto en el misterio. Y porqué mentir, me pone horriblemente celoso.

Leo no podía saberlo, pero Ash me atraía entre otras cosas por el misterio que emanaba de todos sus poros, por nada del mundo rechazaría su propuesta, estaba decidida, inconscientemente apreté mi bolsito, dentro estaba la tarjeta con el número de teléfono.

- Leo, ya está hablado y decidido, no seguiré en la empresa. Y en cuanto a Lastor tal vez confundáis misterio con discreción, lo que me parece una buena cualidad en una persona. Voy a ver qué tiene que ofrecerme y luego decidiré si trabajo o no para él, así que por favor, respeta mi decisión, te lo pido como amiga.- lo último que quería era enfadarme aquella noche, y mucho menos con Leo, pero me irritó profundamente esa intromisión en mis decisiones y en mi vida. No tenía porqué darle explicaciones.

- Por supuesto…- dijo casi en un susurro.- es tu vida, tú decides. Perdóname, pero es que…verte con él…lo siento, me he puesto celoso, sé que no tengo derecho, pero técnicamente ya no soy tu jefe, es el precio que he tenido que pagar, al menos déjame demostrarte lo que siento, déjame intentarlo Athena…por favor…

- Leo…yo…estoy cansada, me gustaría irme sino te importa…

- Te llevaré a la mansión.

- Si quieres quedarte no me importa.- dije.- Me iré en taxi.

- No, te llevaré, he venido para estar contigo, si te vas no hay razón para quedarme.- empezaba a odiar que fuera tan sincero con sus sentimientos, me hacía sentir tan culpable…

3 comentarios:

  1. Hola, hola!!!

    Uyuyuyuy...... Ash Lastor me pone nerviosa hasta a mí!!!!!!!!!!! Le envuelve un halo de misterio raro... un magnetismo extraño... y lo más extraño, que Athena haya sucumbido...

    Jooooooooooo, esto se pone más interesante por momentos...........................

    Besitos,
    Arantxa.

    ResponderEliminar
  2. por fin he sacado otro ratito para leer... encima la conexión del trabajo va a pedales...

    Pero me quedo con buen sabor de boca, y como siempre con ganas de más, y sobretodo con ganas de saber más sobre Ash Lastor jeje (pobre Leo!)

    Besitos!

    P.D. en cuanto pueda te contesto el mail guapa ;)

    ResponderEliminar
  3. Hola, hola!!

    Tienes un premio en mi blog....!!!!!

    Besitos :-)
    Arantxa.

    ResponderEliminar