miércoles, 23 de junio de 2010

CAPÍTULO DOS: De los preparativos para una boda.



Creo en el destino. Creo que todo lo que nos ocurre en esta vida tiene un motivo, un porqué, una razón de ser.

Mi vida no era perfecta, como tampoco lo es la de nadie, pero la verdad es que no podía quejarme de ella en absoluto. Había luchado muchísimo por conseguir todo lo que ahora tenía, se podría decir que lo tenía todo, o casi todo, la felicidad completa es difícil de alcanzar, por no decir que pienso cada día más en que es sólo otro de los mitos inventados por la humanidad.

No, no podía quejarme, es más, no tenía derecho a quejarme. Pero inevitablemente a veces me quejaba.

Me llamo Athena, tengo casi 30 años, y he vivido los últimos diez al lado de alguien que jamás me mereció en absoluto, rompimos hace más de un año, sólo a veces me asalta una cierta nostalgia, no es que le eche de menos, no es eso, quizá eche de menos que alguien me esté esperando en casa cuando vuelvo del trabajo, tener a alguien con quien compartir ciertos momentos, quizá es sólo que la soledad no siempre es una buena amiga, pero a pesar de todo no tengo aún las fuerzas o las ganas para considerar enamorarme de nuevo, no, no por ahora.

Afortunadamente mi trabajo me deja poco tiempo para pensar, ser organizadora de eventos en una de las mejores empresas del país es algo que me enorgullece y me mantiene ocupada gran parte del tiempo. Mi trabajo es también mi pasión, sencillamente nací para esto, es lo que mejor sé hacer, a veces pienso que lo único, simplemente me encanta. Mi jefe, Leo, no es mucho mayor que yo, y eso hace que el trabajo sea más distendido, y aunque a veces es estresante hasta el máximo Leo siempre tiene ánimos para todos.

Leo, mi jefe. Increíblemente atractivo, al estilo de Hugh Jackman , tiene a todas las chicas de la oficina pendientes de cada una de sus entradas y salidas del despacho, jóvenes o mayores, todas las cabecitas se giran en cuanto llega por la mañana, cuando se marcha por la tarde (raro acontecimiento, porque siempre sale el último de la oficina) y siempre que sale de su guarida-despacho para cualquier cosa. Evidentemente él es consciente de esta admiración femenina colectiva, y creo que aunque siempre parece algo incómodo en el fondo le gusta ser el centro de atención de todas ellas, sí, y digo ellas, porque al contrario que las demás a mí no me fascinaba en absoluto su físico, a ver, mentiría si dijera que no era uno de los hombres más atractivos que había conocido, pero la cuestión era que no me atraía en absoluto, y era un tema que a veces me preocupaba, porque ¿y si se había roto algo dentro de mí para siempre?.

De cualquier manera, y dejando aparte sus grandes ojos verdosos y su pelo castaño, Leo era una persona que me gustaba mucho, era amable, trabajador, y un buen amigo. En los cuatro años que llevaba trabajando para la empresa habíamos forjado además de una relación profesional una cierta relación personal, a veces desayunábamos juntos en la cafetería de la acera de enfrente de la oficina, y en un par de ocasiones nos tomamos una copa al salir del trabajo, así que más o menos estábamos al corriente de nuestras vidas, cosa que me había granjeado miradas de envidia por parte de mis compañeras, y algún guiño de complicidad a Leo por parte del personal masculino de la empresa, sobre todo desde que rompí con mi novio, noticia que corrió como la pólvora por la oficina en cuanto se dieron cuenta de que ya no llevaba el anillo de prometida en el dedo anular de mi mano izquierda. Leo por su parte estaba divorciado, lo que le añadía aún más atractivo, lo que nadie sabe es lo mucho que sufrió con aquel divorcio, así que no creo que él pueda calificarlo de atractivo. Lo cierto es que a pesar de lo que puedan pensar los demás entre Leo y yo no hay nada más allá de una amistad, y a pesar de que es mi jefe es una de las mejores personas que he conocido. Sé que es difícil que tu jefe sea también tu amigo, pero de alguna manera lo hemos conseguido, y funciona, y espero que siga funcionando.

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Aquella mañana llegué temprano a la oficina, estaba en medio de un caos con la boda de la hija de Dominic Latica, un magnate de los negocios, presidente y dueño de una de las mayores empresas de exportación del país, cuya hija, Luz Latica, se casaba con un joven diplomático de algún país exótico (nunca conseguía recordar de cuál), y la organización del gran acontecimiento había ido a parar a manos de mi empresa, y finalmente a mí, por ser la que tenía más experiencia en el área, según expuso Leo en la reunión que acabó con mi designación como “jefa del evento”. Así que allí estaba yo ahora, con el mayor proyecto que había manejado en mi vida entre manos, trabajando catorce horas al día a marchas forzadas para que el gran día de Luz no tuviese el menor desliz. Tengo que reconocer que me asaltó el pánico cuando supe que me habían dado esta boda, me temblaron las rodillas al pensar en que tendría que lidiar con una de las más caprichosas, ricas y volubles herederas de estos tiempos, pero resultó que pese a todo lo que publica la prensa rosa sobre ella no era tan insoportable como parecía, lo que me alivió muchísimo, para ser franca, ya me las veía comprando una soga y ahorcándome al segundo día de trabajo con ella, y eso contando con que sobreviviese a ese segundo día.

Luz Latica resultó ser una gran sorpresa en sí misma. A pesar de todo lo que se decía y publicaba sobre ella, juergas nocturnas, borracheras, caros caprichos y un extenso historial de diversas demandas, lo que se dice una joya de chica vamos, pero resultó que Luz había ido a topar con la horma de su zapato, o lo que es lo mismo, el amor, desde que comenzó a salir con su prometido, Jerome Ascott, literalmente era otra mujer, su comportamiento cambió de la noche a la mañana, dejó de ser una niña rica consentida y caprichosa a ser una mujer reservada y discreta, según ella misma me dijo en nuestra primera entrevista “el amor la había cambiado”, yo reconozco que fui algo mala cuando pensé “¿por cuánto tiempo?, lo sé, me he vuelto algo escéptica en cuanto a amor se refiere, pero me lo he ganado a pulso, es mi derecho.

3 comentarios:

  1. Sigo enganchadísima!!!! me gusta lo que leo, y me deja con ganas de más

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  2. Gracias nena!! Pues tranquila q hay más ;)

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  3. Hola!!!!!!

    Por fin he tenido un huequito para leer el Capítulo 2!!!!!!! Me gusssssssssssssssta....... Pero me sabe a poco!! Me ha dejado intrigada la historia de Athena...

    Besitos, guapa, y sigue, que te leemos!!
    Arantxa.

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